OTRO PRESIDENCIABLE, AUNQUE MIRA BUENOS AIRES
Wado de Pedro, en el final de una misión que despertó celos
Pasan las 22 del miércoles y Eduardo De Pedro se mira los dientes frente a una puerta vidriada. Está por dar una entrevista a su propio equipo de comunicación sobre el evento high tech del que está participando, en el piso 16 de un increíble edificio en Sarona, una renovada y opulenta zona de rascacielos de Tel Aviv. El cuidado de su aspecto personal, que según quienes lo conocen se ha ido profundizando en los últimos tiempos, va de la mano con los rumores que le adjudican estar preparándose para una candidatura presidencial. Rumores que se apalancaron en esta misión de una semana, pensada con el Ministro del Interior como cabeza con eje en la problemática del agua y que despertó celos innegables en compañeros de gabinete, casi en la misma proporción que en dirigentes opositores de firme y constante vínculo con Israel.
¿Es De Pedro la cara amable de La Cámpora, con la que intenta congraciarse con el establishment? ¿O su visibilidad creciente representa una muestra autónoma de las grietas que ya se ven en la agrupación que encabeza Máximo Kirchner? Son las preguntas que se formula un cronista del matutino La Nación, que siempre tiene aceitadas fuentes políticas y que acompañó a Israel a la delegación oficial.
Con De Pedro y sus colaboradores cercanos sin dar pistas de sus intenciones, desde la delegación especularon con un proyecto propio en un contexto de anarquía en el Frente de Todos. “Acá nadie ordena nada, entonces todos sienten que pueden jugar”,
dice uno de los dirigentes que siguió de cerca los pasos del Ministro que hace equilibrio “y le estalla el celular” con cada pelea entre Alberto Fernández y Cristina Kirchner.
Dispuesto a pagar los “costos” de su moderación, e incluso por visitar un país que muchos votantes kirchneristas consideran “invasor” tomando partido por los palestinos, De Pedro desideologizó su lenguaje durante sus apariciones públicas: habló de “buscar soluciones concretas para el bien del pueblo” y salir de la interna, tanto como de la importancia de “gestionar sin ideología”, frases pragmáticas que sin duda causarían dolor de estómago en el camporismo.
Sin entrevistas a medios gráficos que pudieran hurgar sobre las peleas intestinas en el Gobierno, De Pedro sólo esbozó durante la gira que “en todas las coaliciones hay ruidos y no pasa nada”. Una manera de mostrarse equidistante sin dejar de reconocer que esos ruidos estancan la gestión y ensombrecen el área económica.
Concentrado en sacarle provecho a la misión, y con la ayuda de la Embajada de Israel en Argentina y el empresario Mario Montoto, titular de la Cámara de Comercio Argentino- Israelí, De Pedro encabezó reuniones de primer nivel político con el canciller Yair Lapid, el ministro de Justicia Gideon Saar, el presidente Itzkaj Herzog y la ministra del Interior, Ayelet Shaked.