TERCER MILENIO
Un mes con acontecimientos ligados a la historia y la identidad de los formoseños
Mayo siempre ha sido un mes de celebraciones y acontecimientos ligados a la historia y la identidad cultural de los formoseños y en lo que transcurre de este año, además de la evocación de la gesta revolucionaria de 1810, la comunidad se apresta a evocar fechas que por su relevancia forman parte de la recordación permanente.
Es que tienen que ver con esa historia nueva que se va sumando a la que fue recreada con el protagonismo del comandante Luis Jorge Fontana con la fundación el 8 de abril de 1879 o de Vicente Arcadio Salemi y los 93 formoseños que lograron que el presidente Juan Domingo Perón avalara el pedido de convertir en provincia al territorio nacional de Formosa en 1955.
Una de ellas, en lo inmediato, tiene que ver con la inauguración el 23 de mayo de 2003 del paseo costanero “Vuelta Fermosa” que fuese recreado como un atractivo turístico y para el solaz y el esparcimiento, aunque íntimamente ligado a las ansias de reivindicar la gesta fontaniana que en ese espacio ribereño instaló la Villa con las familias llegadas desde Villa Occidental para dar origen a nuestra actual ciudad y provincia.
Fue la habilitación de la primera etapa de la costanera ya que la segunda – que se desarrolló desde la calle Corrientes hasta la fuente de las tres banderas casi a la altura de Alberdi- se inauguró en 2011.
El acto de 2003 fue inolvidable. Es que los que asistimos a la inauguración tuvimos que soportar estoicamente y absolutamente empapados un verdadero vendaval de lluvia torrencial y viento.
La zona céntrica quedó totalmente anegada y pese a la inclemencia del tiempo los formoseños descubrieron ese día una obra emblemática de la gestión de Insfrán que representa el regreso de la mirada hacia el río Paraguay por donde llegaron los pioneros.
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Reparación histórica
Se evoca, asimismo, lo ocurrido el 28 de mayo de 2003. Es que a solamente 72 horas de haber asumido como presidente de la Nación, Néstor Kirchner vino a Formosa para cumplir la palabra empeñada con los formoseños y con su amigo Gildo Insfrán durante la campaña electoral cuando aquí recibió un apoyo que lo sorprendió porque sabía que casi nadie reconocía siquiera su apellido y menos su trayectoria política.
Ese gesto permitió acelerar la ejecución de obras esenciales contenidas en el Modelo Formoseño para el Desarrollo Provincial y puso fin a decenas de años de olvidos y postergaciones porque el jefe de estado llegó para acordar la reparación histórica que hizo que la mirada esquiva del gobierno central cambiase y se detuviese para fijarse en los destinos formoseños.
Esa concepción de país federal que identificaba el ideario político e ideológico que sustentaban Kirchner e Insfrán arrojó resultados beneficiosos para la evolución integral de Formosa aunque luego se repitieron gestiones que volvieron a instalar el largo criterio del centralismo porteño.
La mayor inundación
Y el último día de mayo, el 31, se recordará que toda la franja este del territorio formoseño- sobre todo la capital y Clorinda- sufrieron los efectos de la mayor inundación que esta parte de la Argentina soportó a lo largo de su historia.
Ese día de 1983 será inolvidable para los que asumieron algún tipo de protagonismo en esa desigual lucha contra la naturaleza porque en el hidrómetro de la Prefectura Naval Argentina del puerto local el río alcanzó la insuperable marca de 10,73 metros.
En lo personal fue unos de los momentos especiales ya que La Nación, el diario del que fuese corresponsal desde 1982 hasta 2017, publicó tantas notas que acrecentaron las ansiedades del ego propio y que aumentaba al mismo ritmo que la evolución en el nivel de las aguas.
Todo el mundo se pasaba mirando el hidrómetro. No diariamente sino a cada hora.
Y los efectivos de Prefectura se mostraban solícitos a la hora en que los hombres de prensa consultábamos sobre lo que estaba ocurriendo.
La foto mayor, la que se publicó en casi todos los diarios del país y del mundo, fue cuando la estatua de El Conquistador, ubicada al final de la explanada del puerto, fue prácticamente cubierta por las aguas a punto tal que solamente el casco quedase expuesto en la superficie.
Casi el 80 por ciento de la población de Clorinda abandonó sus casas al igual que miles de isleños y ribereños así como vecinos de los barrios periféricos de esta ciudad alojados en los centros de evacuación o trasladados a otras provincias.
Hubo pérdidas millonarias en bienes. Fue ése, en síntesis, el saldo de la mayor tragedia de la historia de Formosa con 68.000 evacuados.
Justo L. Urbieta