Los trabajadores y la construcción de una provincia diferente
Nadie ignora el momento particularmente crítico que vive el mundo, el país y la provincia por el impacto de la pandemia generada por el coronavirus y de allí que, priorizándose la salud y la vida de los formoseños en general y de los trabajadores, en particular, asoma un primero de mayo diferente.
De allí que, al menos, valga recordar el criterio que Gildo Insfrán tiene respecto de los hombres que trabajan.
Es que siempre les reconoció el rol protagónico que tienen en la construcción de una provincia diferente como les propuso desde el Modelo Formoseño primero y desde el Proyecto Nacional, después.
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Más allá de los haberes de su gestión, reconoció también que mucho se hizo pero que hay cosas pendientes.
Y entre ellas ubica la generación de fuentes laborales que se ha convertido en un desafío personal suyo por lo que, tras superarse este trance sanitario, seguirá avanzando en esa dirección más allá de las perturbaciones que el mundo en crisis provoca y que dilata en el tiempo los objetivos trazados.
Esa es la razón por la que cada primero de mayo invita a los trabajadores para que sigan acompañando en esa tarea diaria que debe seguir siendo colectiva para asegurar su sustentabilidad en el tiempo y para que con el paso de los años se regocijen por haberse comprometido con las nuevas generaciones de formoseños.
Como siempre surgen perturbaciones en el proceso de transformación provincial trazaba un parangón con la realidad del mundo en crisis con la que tuvo que enfrentar la Argentina cuando comenzó su renacimiento desde 2003, destacando que su amigo, el fallecido expresidente Néstor Kirchner, negoció la deuda externa ante los poderosos para lograr acuerdos que permitieron al país desplegar sus potencialidades con sentido federal y de justicia social.
Tampoco olvida lo que le pasó a los argentinos cuando no hace mucho les vendieron espejitos de colores con sus recetas sustentadas en recursos extraordinarios del Fondo Monetario que ahora mantiene en vilo a los trabajadores.
Hubo en ese lapso cientos de miles de desocupados, jóvenes que pierden su trabajo o no pudieron acceder a ellos y los millones de jubilados a los que se les liquidan haberes que son inalcanzables para cubrir sus necesidades básicas.
Como la historia vuelve a repetirse, como lo expresa la letra de un conocido tango, Insfrán repite que “a esa película que ya la vimos repetidamente” aunque siempre se ha podido resurgir cuando la conducción política del país es asumida por representantes del movimiento nacional y popular.
Mencionaba el caso del modelo propio recreado a fines de 1995 y que permitió vencer a la adversidad –no con ajustes y despidos como propusieron algunos que con el tiempo quieren darle consejos acerca de cómo aconsejar gobernar– defendiendo el salario y el empleo con políticas novedosas para mantener activa la producción y promover la inclusión social.
Por eso es que les apuntaba a los trabajadores que el tiempo le dio la razón a Perón considerando que el justicialismo fue el encargado, nuevamente, de encaminar al país y a su pueblo hacia mejores destinos.
Aunque se sienten los cimbronazos de esos críticos cuatro años y está presente la pandemia con todo vigor, crisis actual, se muestra optimista al confiar que con responsabilidad pero con unidad, solidaridad y organización nada habrá de detener la marcha de hacer realidad la distribución de la riqueza para que nada pesado caiga sobre las espaldas de los desvalidos y para que sea hora que el que trabaja y produce tenga su premio y pueda disfrutarlo desde una mejor calidad de vida”.
Les señalaba Insfrán que la historia de los trabajadores argentinos así como los del mundo ha sido de lucha constante, con situaciones límite y hasta con finales trágicos pero también de mejoras logradas.
Y en tal sentido resaltaba que la sangre derramada y las frustraciones lejos de desalentar a los obreros los motivó para ubicarse en los sitios estratégicos que la lucha exigía para que no prosperasen los propósitos de quienes pretenden imponer modelos donde aquel que realiza el mayor esfuerzo es la moneda de cambio constante, con lo que ello implica para alejarlos de la justicia social.
Recordaba que en los momentos de crisis por los que el pueblo argentino tuvo que atravesar había tenido que salir a convocar a los formoseños con los trabajadores al lado para que acompañasen a no pactar con la adversidad.
Es que se trataba de vencerla o de caer vencidos y tanto perseveramos y a tal punto fue creciendo el esfuerzo que comenzaron a aparecer luces esperanzadoras porque nunca transmitimos mensajes de desaliento y, por el contrario, con la patria como prioridad, señalaba siempre que el mejor camino para construir era el diálogo y no la confrontación.
Considera que la superación del trance pandémico permitirá percibir la profundización de las políticas de las actuales autoridades nacionales que no ocultan su mirada afable hacia los sectores más necesitados para los que genera una planificación y los hechos que les resultan posibles –como las obras reactivadas y otras que se han programado para Formosa– lo que permite ser optimistas sobre el futuro.
Se muestra así más allá que los reaccionarios conformados por una minoría que quiere perder un ápice de sus privilegios no cejan en su prédica desorientadora, pretendiendo menospreciar el sentido humanista de las actuales políticas nacionales.
Justo L. Urbieta