Los desaparecidos nos faltan a todos
Hoy 30 de agosto se celebra el Día Mundial de las Víctimas de Desapariciones Forzadas y también se cumple el 2.o aniversario de la instalación del Antimonumento Memorial 43+1 Los desaparecidos nos faltan a todos, que conecta a la provincia de Formosa con una red latinoamericana que denuncia hechos de desaparición forzada en todo el continente.
Los amigos de Federico Tobares, chef argentino desaparecido en Guadalajara (México) en el año 2013 llevaron adelante esta acción en pos de visibilizar la causa además de marcar un hito en la agenda y en el recorrido urbano de la ciudad a fin de desterrar la indiferencia sobre este tipo de hechos.
Federico Tobares está desaparecido y tanto el gobierno de Argentina como el de México siguen sin dar respuestas sobre el caso.
Un diálogo de la comunidad formoseña con toda Latinoamérica se forjó en la posibilidad de concretar este proyecto y eligiendo esta fecha a raíz que la Asamblea General de las Naciones Unidas (ONU) decidió declarar el 30 de agosto Día Internacional de las Víctimas de Desapariciones Forzadas hace dos años se instaló este punto de encuentro y reflexión llamado 43+1, en la avenida 25 de Mayo entre Sarmiento y Julio A. Roca.
Por iniciativa de los amigos de Federico Tobares y la participación de los escultores locales Pablo Vacazur, Martín Albornoz y Nelson Ortellado, se llevó adelante la instalación de este antimonumento que tiene alusión directa con el antimonumento +43 instalado en la capital de México en el año 2014 por los familiares de los 43 normalistas desaparecidos en Ayotzinapa.
En este segundo aniversario de este antimonumento, como se manifiesta en la placa que acompaña la instalación, el desafío es invitar a seguir pensando que los desaparecidos nos faltan a todos y a partir de ese precepto este espacio urbano propone comprometer a la comunidad toda a mantener viva la esperanza para la resolución de los casos de desapariciones forzadas.
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Ciudades con memoria
La desaparición forzada es un problema mundial que no afecta únicamente a una región concreta del mundo. En los últimos años se generó una red de antimonumentos que manifiesta en espacios públicos una visión de conciencia y de esperanza respecto a estos acontecimientos.
Hoy, Formosa es la primera ciudad de Sudamérica en formar parte de esta red de antimonumentos que nació en México pero se difunde a través de varios puntos en el continente.
¿Por qué 43+1?
La desaparición forzada de Federico Tobares, contemporánea a los hechos de Ayotzinapa, despertó en sus amigos la necesidad de sumarse a la lucha por la verdad y el trabajo por la memoria.
“El +1 nos hace consciente de que la lista de desapariciones sigue creciendo pero a la vez nos invita a ser uno más en la lucha por el Nunca Más”, señalaron los amigos de Federico Tobares, siempre presente.
43+1 representa nuestra voluntad de dejar una huella visible en la ciudad sobre toda forma de desaparición forzada de personas.
43+1 es un señalamiento urbano que emerge como una invitación a conectar con la lucha en favor de los derechos humanos y en contra del miedo y la violencia como práctica de aislamiento y dominación.
43+1 se suma al entramado de antimonumentos que se siguen desplegando alrededor del planeta como una forma de resistencia y memoria y que tiene como emblema al +43 de la ciudad de México instalado en 2014 por los familiares de los estudiantes desaparecidos en Ayotzinapa.
Marcos Ramírez: “Conocí a Federico en los 90. Allí comenzamos una amistad que Fede alimentó con pasión, como lo hacía con todos y cada unos de sus amigos y amigas. Todo ese vínculo nos movilizó a crear el grupo Amigos de Federico Tobares en el momento que no supimos más de él allá en 2013. Y desde ahí está Fede uniéndonos como siempre lo hizo y más allá de nuestras diferencias ideológicas y generacionales logró organizarnos y conectarnos desde un hacer, implicando políticamente y afectivamente a sus amigos y familiares, quienes a partir de su desaparición física logramos una empatía con todas las formas de lucha”.
“¿Qué hacer y por dónde empezar? fueron las primeras preguntas que atravesaron al grupo. Y en la búsqueda de esas y otras respuestas encontramos la fuerza y la colaboración de otras personas e instituciones para lanzarnos a una acción concreta que dejara una huella tangible y visible sobre el territorio. Queremos visibilizar este tema. Es importante para nosotros decir que este memorial no fue pensado como un monumento a Federico, sino que es la forma que encontramos para denunciar y señalar que la desaparición de Fede y la lucha por saber qué le pasó, forma parte de la trama de colectivos que militan para que hechos como este no se repitan”.
“Fede es una persona hermosa que valoraba como pocos la amistad, generoso y amoroso con quienes lo rodeaban. Curioso y viajero, así descubrió su pasión por la cocina, y no podía haber elegido otra cosa que la cocina alguien que honraba el espacio de encuentro como él, darse a los otros desde los sabores y el encuentro. Sin duda que Fede está presente en nosotros y ese afecto nos mueve a mantener viva la lucha por saber la verdad sobre su paradero. Tenemos la voluntad de transformar toda esa energía en conciencia colectiva dando luz sobre hechos que siguen sucediendo en todo el continente y que los hilos oscuros del poder quieren mantener impunes”.
Luis A. Sebriano (h): “¿Qué pasó? ¿Dónde está? ¿Quién se lo llevó? ¿Por qué? ¿Cómo está?, muchas preguntas sin respuestas, mucha ausencia, mucho dolor. Este 30 de agosto es el Día Mundial de las Víctimas de Desapariciones forzadas, una fecha que quizás pase desapercibida para muchos, pero que es muy cara a nuestros sentimientos, para los que somos amigos y hermanos de la vida de Federico Tobares. Se cumplen también 2 años desde que se logró instalar el Antimonumento 43+1 en nuestra ciudad. Un día de acción, un día de profunda reflexión. El objetivo de instalar este Antimonumento es activar la investigación sobre la desaparición de Federico en Guadalajara, México, y no dejar que pase desapercibido, que se naturalice el silencio y la impunidad sobre este y estos hechos”.
“Este 43+1 nos conecta y hermana con los demás antimonumentos instalados por todo el mundo, y a la vez nos recuerda lo que le pasó a nuestro amigo, y esta búsqueda incansable de tener alguna noticia. Y también tomar conciencia, que así como le pasó a él, nos puede pasar a cualquiera. Esta vez fue Fede, mañana podemos ser nosotros, mañana pueden ser ustedes, mañana puede ser cualquiera. Esta otra pandemia que son las desapariciones que azotan no solo al hermano país de México, sino al mundo entero, lo que busca es sembrar el terror, la inseguridad, la angustia, el dolor. No debemos bajar los brazos, no debemos tener miedo, no nos vamos a cansar hasta que ese grito de ¡Basta!, ese grito de ¡Nunca más! sea una realidad”.
“Federico para nosotros es sinónimo de esperanza, es sinónimo de unidad, de amistad y de hermandad… Ese recuerdo por el en cada reunión nos trae nuevamente a darnos cuenta de que lo más importante en la vida son la familia y los amigos. Los días pasan, el reloj continúa su marcha, pero en ese brindis, en ese minuto, es como si el tiempo se detuviera y nada más importara. En este día tan importante queremos decirles, una vez más, que los desaparecidos nos faltan a todos, no solo a nosotros. Intentamos generar conciencia, generar solidaridad, y acompañar la lucha de todos aquellos que buscan justicia”.
“El arte puede sanar las heridas del alma de la gente”
Pablo Vacazur, uno de los artistas que trabajó en el Antimonumento Memorial 43+1 de Formosa, hizo ver la importancia del arte público y dijo: “Ya hace dos años que pudimos trabajar en esta escultura junto al maestro Walter Albornoz y el compañero Nelson Ortellado. La importancia de la expresión artística es brindar un mensaje en un lenguaje que no es violento, un lenguaje que apunta a la sensibilidad, que es universal y que trata de llevar una información que es puro y pacífico. Lo más importante del arte es que se hace visible y es tangible para interpelar a la comunidad a pesar de su subjetividad y su pensamiento. Es un diálogo abierto, uno emite el mensaje y es la comunidad quien se apropia de el y le da el significado que es trascendente”.
“Pienso que el arte –agregó- en verdad puede sanar las heridas del alma de la gente en un sentido quizás no terapéutico ni catártico sino en un sentido más productivo. Tiene que ver no solo con canalizar las energías sino en pensar de qué manera podemos exteriorizar este tipo de cuestiones que tal vez no podemos usar las palabras. El arte es el lenguaje que nos permite tener esa herramienta de decir las cosas de tal manera que es imposible que pueda ser tomado de mala manera”.