REPORTAJE
Los clubes de barrio en riesgo por el aumento de los costos de energía
En el corazón del barrio San Francisco de la ciudad de Formosa, entre calles que destilan historias y tradiciones, está el club Sportivo San Martín. Se trata de un lugar donde el eco de las risas, los sueños y los pies corriendo resuenan hace décadas. Claudia Franco, una mujer con arraigada costumbre en este centro deportivo, contó detalles de su vida que está entrelazada con el club que la vio crecer.
Desde las primeras horas de la mañana, Claudia comienza su rutina en el club San Martín. Hace 18 años que su vida y la del club se entretejen. Es un lazo indeleble que la conecta con su infancia, donde su papá, miembro de la comisión, marcó los primeros pasos de ese camino.
Con el correr del tiempo, toda su familia se volcó al club y generó una tradición que hoy también la llevan sus hijos. El hermano de Claudia, ahora parte del cuerpo técnico, y las hijas de el, quienes dan vida al campo de hockey, continúan una historia que trasciende generaciones.
Pero la esencia del club San Martín va más allá del trabajo, los trofeos y la victoria en la cancha. Los clubes como concepto son un hogar, un refugio para cientos de jóvenes que encuentran en sus instalaciones algo más que un espacio deportivo. Claudia lo sabe y por eso destacó la diversidad social y cultural que se fusiona en el club, derribando barreras económicas y fomentando fuertemente la inclusión.
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El trabajo social
“El club brinda becas porque hoy es imposible pagar una cuota societaria”, contó Claudia, señalando la realidad de muchas familias que, de no ser por estas ayudas del San Martín, verían limitado el acceso de sus hijos a las actividades deportivas y educativas.
También el esfuerzo cotidiano de madres, padres y directivos se traduce en acciones concretas, como la venta de pollos, reventa de artículos deportivos entre los grupos de socios y la organización de eventos. El fin de todo eso es financiar no solo la luz y el agua, sino también los sueños que se están forjando las nuevas generaciones formoseñas en las canchas.
Sin embargo, la energía eléctrica, la luz, ese factor que -precisamente- ilumina los sueños de los jóvenes deportistas, ahora se ve amenazada. Los aumentos del 300% en los costos de la energía, impuestos por el Gobierno del presidente Javier Milei a través de la Resolución 7/2024, proyectan una sombra inmensa sobre los clubes de barrio.
Ajuste nacional
Entre los recortes nacionales se dispuso la quita de subsidios eléctricos para las familias de medios y bajos ingresos, así como a escuelas, hospitales, industrias, comercios, universidades, clubes deportivos y servicio de alumbrado público. Además, hay un recorte de subsidios nacionales en otros ámbitos.
Teniendo en cuenta el amplio espectro del ajuste, el gobernador de Formosa, Gildo Insfrán, anunció medidas que buscan atenuar el perjuicio a la ciudadanía, una acción que sin dudas es compleja, porque se precisa alcanzar muy variados frentes ante recursos que además fueron recortados (puesto que también cayeron las transferencias nacionales a las provincias).
Por ello, este año, Formosa renovará los subsidios a la energía eléctrica del programa Esfuerzo formoseño, al transporte interurbano y la logística para las garrafas de gas, destinando fondos del presupuesto provincial.
Sin embargo, estas decisiones políticas de Formosa ante el avance de un Gobierno libertario que -aseguró- vino a cortar todo con una motosierra, no pueden detener totalmente las consecuencias del tarifazo energético.
De esta manera, los factores fundamentales que necesitan las prácticas y el trabajo del club podrían ser mucho más difíciles de afrontar, dejando a la deriva no solo el desarrollo deportivo, sino también la red de apoyo social que la institución proporciona.