3.A edición de LA GOTA GORDA, FESTIVAL DE CLOWN DEL NEA
Las narices rojas copan la ciudad de Formosa
Una escuela del barrio Liborsi, un merendero en el barrio Namqom, El Fuelle Casa Cultural y el centro cultural La Mandinga de la ciudad de Formosa son sede de la 3era edición de La Gota Gorda, el Festival independiente de clown del NEA que comenzó ayer y tiene como característica ser rotativo: la primera edición fue en Corrientes y la segunda en Chaco. Los payasos y sus narices roja proponen dos días de mucha diversión y juegos en los 6 espectáculos que conforman la grilla del Festival.
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Sábado 21 de septiembre
Todos los espectáculos se presentarán en La Mandinga (Don Segundo Sombra y Reconquista).
20 horas: A las tierras de Ivaschuk, de la compañía Cucurruca, de Buenos Aires. La obra cuenta el camino que emprende una heroína payasa, en un viaje hacia sus raíces y a su identidad, en busca de las tierras de su abuela en Oberá. En esta peripecia causal, descubrirá como lo más lejano y desconocido se hará propio y cercano, hasta aquello que parecía difícil e imposible, así como encontrar una aguja en un pajar, será mucho más fácil, así como encontrar las tierras de Ivaschuk.
21.30: ¡Qué Quilombo Monte!, por Caro del Monte, de Formosa.
22.15: Frontera, del grupo Picoteé, de Formosa. Es la historia de dos seres que habitan sus distintas tierras hasta que uno decide migrar. En la frontera es la hora de la siesta y el caos se aproxima. A través de recursos clownescos y comedia física, las intérpretes Melani Castellini e Isolde Cojean, formoseña y francesa, nos cuentan en esta pieza sus propias búsquedas y migraciones. Nos llevan a reflexionar sobre los territorios, los límites y las fronteras que nos habitan o no. Entradas: $4.000 o 2x $6.000.
En la jornada de ayer, el Festival recorrió tres escenarios: La EPEP Nº 445, del barrio donde se presentó Común y el circo, de la compañía Teatro para Duendes, de Misiones, que puso en escena a la payasa Común, quien se reencuentra con su baúl para transformar el espacio y convertirlo en una gran carpa de risas. El Merendero Itaunga, del barrio Namqom, donde su subió a escena Chamaclown, de los Cuentaclown, de Corrientes. La obra trata la triste historia de El Caraú, una antigua leyenda popularizada por el cantautor loretano Mario Bofill, contada por dos entrañables payasos, Rúcula y Pascualito, quienes dan vida a los legendarios Caraú y su madre. La historia deja un mensaje contundente sobre el cuidado de la naturaleza y la necesidad de reforestar espacios. Y El Fuelle, donde se vio la obra unipersonal Las deseantes, por Yaco Barsesa, de Chaco.