TERCER MILENIO
Las etapas del Paippa y la marcha hacia la creación de la gran empresa social
Justo L. Urbieta
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El nacimiento del Programa de Asistencia Integral para los Pequeños Productores Agropecuarios, PAIPPA, ocurrió el 15 de septiembre de 1996 en el viejo galpón de la cooperativa de General Belgrano, donde funcionara la desmotadora oficial de algodón, cuando Gildo Insfrán anunciaba el inicio de la primera etapa de este proyecto de inclusión que abarca a todos los formoseños que cumple 27 años hoy.
Fue una primera etapa porque comenzó como un programa de asistencia para una zona limitada de la provincia, orientada fundamentalmente hacia los agricultores, es decir para los pequeños productores, entre ellos también ganaderos con poca producción.
La iniciativa surgió como un paliativo del vendaval neoliberal de los años 90 y abarcaba a los pequeños productores asentados desde el río Paraguay hasta la ruta provincial 28, a la altura de Las Lomitas.
En la primera etapa se cumplieron varias metas y algunas no lo pudimos por la grave crisis que sacudió a nuestro país como consecuencia del fenómeno neoliberal, en los años 2000, 2001 y 2002.
En el 2004 ya se contó con el apoyo de un gobierno nacional, coincidente con la postura local y la visión de Insfrán desde el punto de vista ideológico y doctrinario, con un Acta de Reparación Histórica que permitió avanzar a pasos acelerados, porque ya se había preparado la estructura para usar nuevas herramientas.
En esa segunda etapa se registró la creación del Instituto PAIPPA.
Mientras tanto, está en marcha la tercera etapa, que consiste en la construcción de la gran empresa social paippera, el gran desafío que ha planteado su gestor que ya está en ese proceso de construcción.
En la tercera etapa abarcó otros aspectos institucionales como las herramientas que en forma de asistencia coloca en sus manos el gobierno provincial, remarcando el crecimiento sostenido del Instituto PAIPPA, que nació como un Programa de Asistencia Integral para Pequeños Productores Agropecuarios y en ese contexto, se anunció la puesta en marcha de la cuarta etapa.
Es la transferencia del Instituto PAIPPA de ser un organismo del gobierno, a uno que sea de los mismos pequeños y medianos productores formoseños, organizados como una empresa social paippera.
Fue el desafío lanzado y el paso a seguir dentro de la pujanza de la institución que se presenta en la comunidad con aportes específicos al Plan Nutrir que sostiene la demanda nutricional de unas 20.000 familias de esta ciudad y algunos puntos del interior que por sí solas no alcanzan a cubrir , pese a su esfuerzo, los requerimientos de la canasta familiar y las Ferias PAIPPA que permite que periódicamente lleguen a la mesa familiar productos de consumo esencial a precios módicos y accesibles en un momento particularmente critico en la realidad económica del país.
Se reconoce que, contrariamente a lo que acontecía en 1996, todo el territorio provincial se ha incorporado al sistema productivo, así como concretado, obras prometidas por entonces, para fortalecer la infraestructura esencial que influyó para mejorar las condiciones de bienestar de la familia rural y del conjunto de los formoseños en lo económico y social.
Los propios “paipperos” que representan a las distintas zonas de la provincia reconocen la transformación devenida de la puesta en marcha del PAIPPA no solamente en lo eminentemente productivo sino también en materia educativa, habitacional, sanitaria y, sobre todo, de seguridad jurídica con la propiedad de la tierra que les era negada a los campesinos con pocas hectáreas.
En 1996 el Oeste no estaba incluido en el PAIPPA porque la producción se reducía al Norte y al Sur del territorio, pero como consecuencia de la pavimentación de rutas, la interconexión eléctrica, el manejo de los recursos hídricos y la instalación de un moderno sistema de comunicaciones con 2000 kilómetros de fibra óptica incluidos, posibilitaron que esa región se integrara al resto de la provincia y comenzara a evolucionar, sobre todo, en materia ganadera.
Puso como ejemplo los remates ganaderos que se realizaron en El Quebracho, departamento Ramón Lista, del que participaron criollos y originarios wichís así como en Puerto Irigoyen y otras localidades del oeste que surgió de la decisión integradora y asociativa de los productores.
Con anterioridad, la población de esos territorios miraba hacia otras provincias como Salta y otros al Chaco porque querían parecerse a ellos, mejor dicho, tener los beneficios, ventajas y posibilidades que los salteños y chaqueños recibían.
La actitud cambió ya que pasaron a reconocerse orgullosos de lo que contribuyeron a realizar y, sobre todo, de la recuperada identidad y autoestima de los formoseños.
El concepto político de diversificar la producción contribuyó a llegar a esa meta junto con el aporte de otros organismos del estado como el ministerio de la Producción y Ambiente, los cinco CEDEVA, Vialidad Provincial, la Unidad Provincial Coordinadora del Agua, la UCAP, el Instituto de Colonización y Tierras Fiscales y el ministerio de la Comunidad, entre otros, que sumaron en el haber de esta nueva realidad de los campesinos.