Kirchner y la inauguración simbólica de la ruta 81
Hace 14 años, el 28 de agosto de 2007, el entonces presidente de la Nación, doctor Néstor Carlos Kirchner, visitaba por última vez Formosay lo hizo para presidir la inauguración simbólica de los 7 tramos de pavimento de la ruta nacional 81 que ejecutó en su gestión en el marco de la Reparación Histórica acordada con su amigo Gildo Insfrán.
Gestiones de estado le impidieron estar el 17 de septiembre de 2007 en un sector entre Los Chiriguanos e Ingeniero Juárez cuando se hizo realidad el viejo sueño de varias generaciones de formoseños de que se hiciese realidad la construcción de esta fundamental vía en el contexto territorial, social, económico, comercial y como corredor bioceánico natural del Norte Argentino.
En ese momento se evocaba aquella primera vez que Néstor visitó Formosa cuando, como él mismo se encargó de repetirlo en otras ocasiones posteriores, la gente lo conmovió con su afecto “cuando todavía hay algunos que no saben bien como se pronuncia mi apellido”.
Había cautivado a todos cuando, acompañado por su anfitrión Gildo Insfrán, sintió a tal punto el calor popular en José María Uriburu y Rivadavia que se lanzó al piso del palco -de una altura considerable- para poder tomar con sus manos a la de la gente que lo avivaba.
Fue en campaña cuando públicamente prometió que si llegaba a la presidencia de la Nación le otorgaría a la provincia una justa reparación para que pueda disminuir el grado de atraso a la que fue condenada por las políticas nacionales.
El 28 de mayo de 2003, apenas 72 horas después de haber asumido la máxima magistratura del país, regresó para cumplir con la palabra empeñada. Y en esa ocasión Néstor Kirchner insistió en que su gobierno iba a procurar imponer un mismo derecho de igualdad para todos los argentinos y señaló que “queremos un país estable, con inclusión social”.
“Les puedo asegurar que hemos instaurado una etapa de trabajo, de esfuerzo y solidaridad. Trabajaremos de sol a sombra con todo nuestro esfuerzo, pensando en todo con solidaridad”, sostuvo ante una multitud que fue convocada por el justicialismo formoseño, en el Polideportivo policial de esta capital.
Y allí resaltó lo que pretendía hacer: “Estamos trabajando para transformar económicamente y socialmente a la Argentina para lograr un país mejor, un país estable, con competitividad con inclusión social, un país con producción, trabajo, crecimiento económico y justicia social. Es la Argentina que soñamos construir”.
“Vamos a hacer la Argentina de nuestros padres y de nuestros pioneros. Pido que me ayuden, que nos ayuden, que nos permitan construir otra Argentina”, resaltó Kirchner, quien regresó el 14 de octubre de ese 2003. Lo hizo para inaugurar una obra largamente anhelada por el gobernador Insfrán y por todos los formoseños: el Hospital de Alta Complejidad.
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Una ruta integradora
Pero sin dudas que una jornada inolvidable fue la siesta del 14 de septiembre de 2004 cuando Kirchner e Insfrán llegaron a Ingeniero Juárez donde inauguraron el moderno hospital lugareño y comenzaron a hacer realidad un viejo sueño: el inicio de la terminación del pavimento de la ruta 81.
Y el entonces Presidente tomó esa decisión política poniendo sobre el tapete una nueva visión respecto de las obras de infraestructura en las provincias periféricas: no importa si económicamente no cierra, lo importante es que sea útil para la integración social.
Lanzó siete tramos consecutivos, desde Las Lomitas hasta la línea Barilari, que fueron inaugurados el 17 de septiembre de 2007.
Con Cristina
Ese 28, en la que fue su última visita, llegó para presentar a su esposa Cristina Fernández, quien confesó ese agosto de 2007, en el Anfiteatro de la Juventud, que recién podía entender las razones del profundo amor que su marido sentía por el pueblo formoseño.
Conmovido, agradeció todo el cariño y la lealtad recibida durante los cuatro años y medio de su gestión y confesó públicamente su emoción “porque Formosa, aún sin saber pronunciar mi apellido, me acompañó en esta tarea de llegar a la Presidencia de la Patria. Porque las formoseñas y los formoseños me cuidaron y me ayudaron y nunca me pidieron nada, siempre me tendieron las manos y el corazón y en mi vida me voy a poder olvidar de tanto cariño y de tanto esfuerzo y lealtad, queridos formoseños”.
La última vez
Y como presagiando su destino, ya que nunca más regresó, manifestó que “es factible que hoy les esté hablando una de las últimas veces como Presidente de la Nación, pero no tengan duda que siempre vendré y que tienen un hermano sureño que se siente formoseño y que sabe de las luchas de este gran pueblo de Formosa”. Eso fue lo que dijo la última vez que vino a la provincia.
Ahora que ya no está físicamente, el santacruceño fue consecuente con la palabra empeñada y seguramente que habrá de trascender por su obra reparadora para Formosa y sobre todo por haber sido fiel al compromiso asumido, que en un hombre político era, por entonces, de una significación mayúscula.
Y esa relación se mantuvo a través de la amistad con Insfrán con quien, además, tuvo coincidencias en objetivos claves como luchar por una Argentina para todos, integrada, por una justa distribución de la riqueza, por la igualdad de oportunidades y por la inclusión de los marginados inexplicablemente por el poder.
Justo L. Urbieta