Falleció Enzo Cáceres, después de 10 años y 3 meses, víctima de mala praxis
Enzo entró a una clínica para una cirugía de rodilla, que terminó de la peor manera. Su familia, después de aquella operación que lo cambió todo, mes a mes pedía justicia. El joven se fue sin que los profesionales que aquel día lo intervinieron tengan una condena ejemplar y efectiva.
El destino tiene esas cosas, que uno no comprende. Ayer Raquel Báez recordaba desde temprano a través de una carta publicada en este y otros medios, que hace diez años atrás su hijo Juan Pablo Ayala falleció a días de haber ingresado a una clínica para ser operado de apendicitis. Habló de su lucha, y del grito constante que nadie escuchó: el pedido de justicia.
A pocas horas de la publicación, confirmaron otra noticia, de esas que golpean fuerte al corazón: después de diez años y tres meses de pelear con todas sus fuerzas, Enzo Cáceres, se fue en silencio, dejando un vacío enorme en quienes a la par, mes a mes, reclamaban justicia.
Y es que Enzo entró a una clínica para una cirugía que parecía casi un trámite: una cirugía de rodilla, que terminó de la peor manera.
Las consecuencias de esa intervención, la mayoría la conoce, el joven quedó postrado, en silla de ruedas, sin poder moverse y se alimentaba a través de un botón gástrico.
Desde aquel 18 de abril del 2011, Enzo se convirtió un poco en hijo de todos, ya que Mabel Pizzorno, su madre, se encargó de mover cielo y tierra, de no dejar puerta sin tocar, para que nunca más otra madre, otro hijo, otra familia, tuviera que pasar por lo mismo.
Ella comenzó a hablar por su hijo. Contó toda vez que pudo su experiencia, lo padecido desde aquel día. Ella, la madre, siempre señaló que los profesionales a los que les entregó lo más valioso, que es la salud de su hijo, se pasaron con la anestesia y condenaron a Enzo a una vida que jamás, ni en sus peores pesadillas, imaginó.
Nunca, a pesar de todas las complicaciones, se rindieron. Siguieron adelante. Tratando de darle al joven, lo mejor. En estos últimos meses, sin embargo, su cuadro se agravó, terminando en una internación, de la que finalmente salió.
Quizás por eso, a muchos, acostumbrados a la fuerza que le ponía a la batalla que le tocó librar, es que hoy, cuando la peor de las noticias llegó, necesitamos corroborarlo una y otra vez. Hoy, Enzo, el joven guerrero que quedó atrapado en ese cuerpo inmóvil, se despidió de la vida terrenal.
Abrazamos fuerte a Mabel Pizzorno y a su familia. A los amigos que siempre siguieron ahí. A los que acompañaron sus reclamos. A los que entendieron esta lucha.