TERCER MILENIO
Elecciones presidenciales: El teorema de Baglini y aplicabilidad
Por Daniel Moreno
Integrante del Tribunal Electoral Permanente
de la provincia de Formosa
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Seguramente en este reinicio de la campaña electoral, rumbo a las elecciones generales del domingo 22 de octubre, vamos a escuchar en reiteradas ocasiones en los diferentes medios de información y redes sociales el llamado teorema de Baglini.
Comencemos por decir que un teorema es una proposición teórica, enunciado o formula en la que se anuncia una verdad que es demostrable.
La conjunción teorema de Baglini la acuñó el periodista Horacio Verbitsky para conceptualizar la idea expresada por Raúl Eduardo Baglini en 1986, quien fuera un reconocido abogado y político mendocino, que ejerció como diputado y senador nacional entre 1983 y 2003, por la Unión Cívica Radical.
En el ámbito político y periodístico se conoce a este teorema por la idea que expresa que el grado de responsabilidad de las propuestas de un partido o dirigente político es directamente proporcional a sus posibilidades de acceder al poder.
Las palabras usadas por Baglini durante el debate parlamentario de 1986, fueron: “La ligereza de las posturas sobre la deuda externa es inversamente proporcional a las posibilidades de acceso al gobierno de un partido político determinado. Es decir que a menor posibilidad electoral de ser gobierno, más ligereza en el pensamiento”
Lo que intenta decirnos el teorema es que un dirigente político hace propuestas extremas cuando más lejos esta del poder y por el contrario, las suaviza o modera cuando más cerca esta del mismo.
Si bien es cierto que dicha manifestación fue realizada hace 27 años, en la actualidad -campaña elecciones presidenciales 2023- su postulado aparece tan vigente y claro que nos permite analizar las conductas de los candidatos.
Así vemos como por ejemplo el candidato libertario que antes del 13 de agosto decía que todo iba a ser en modo motosierra (rápido), desde el primer día de llegar a la Presidencia, a decir ahora que los cambios no van a ser instantáneos. En donde sus propuestas extremas y mágicas, para la mayoría de los especialistas, resultarían inviables, algunas por cuestiones constitucionales y legales, otras por cuestiones estrictamente técnicas y/o de hecho, que muchos las califican de irresponsables o cuanto menos impracticables.
Luego que se posicionó en las primarias, abiertas, simultáneas y obligatorias (PASO) comenzó a moderar el filo de su motosierra contra el Estado o lo que se denomina casta política.
Sus propuestas ultraliberales y muchas veces vistas como autoritarias como la dolarización inmediata, el uso de armas con plena libertad, la eliminación de ministerios (con despidos masivos) o sacar la coparticipación federal de impuestos, hasta la venta de órganos, no son propias de ningún espacio político.
Ahora parece que los vouchers para la educación o salud no son tan importantes o privatizadores, que otros dirigentes de la derecha no son tan casta y hasta podrían integrar su eventual gobierno, que los ministerios ya no son tantos y ese “afuera” tampoco es tan contundente, o que no hay tantos ñoquis y los planes sociales ya parece que son necesarios.
De la plena irresponsabilidad en sus propuestas mágicas e inmediatas (impracticables) de las PASO, cuando se estaba lejos del poder, trata ahora de convertirse en más sensato, pero cayendo en múltiples y profundas contradicciones. Es más, sus nuevas afirmaciones -post PASO- lo llevan a un nudo de enredos, entre lo que dijo y dice, que lo deja esencialmente huérfano de ideas poniendo en jaque sus propuestas.
Lo que nos obliga a utilizar el teorema de Baglini para entender la conducta del candidato ultraderechista y esencialmente comprobar que sus propuestas interruptivas que llevaron a miles de ciudadanos a votarlo caen al precipicio, ante la imposibilidad de ser cumplidas.
Por ello, desde este espacio se insta a que escuchemos a todos los candidatos para conocer su perfil, entender su pensamiento y especialmente la factibilidad y seriedad de sus propuestas. Porque las promesas extraordinarias, vertiginosas y sin sustento solo corroboran el conocido teorema de Baglini, donde cualquier parecido con la realidad es pura coincidencia.