Misa en la Iglesia Catedral
El padre Gurrieri celebró 69 años de vida sacerdotal
Fray Salvador Gurrieri cumplió el 1 de agosto 69 años de vida sacerdotal y por ello se celebró una misa en la catedral Nuestra Señora del Carmen, a la que asistió la comunidad, la plana mayor policial y personal de la fuerza donde se desempeña como capellán. Actualmente, se prepara para viajar a Corrientes por orden de sus superiores. Su viaje está previsto para el 17 de marzo del año próximo, y vivirá en el convento San Francisco de la capital correntina.
Nacido en Rosario el 6 de septiembre de 1929, ingresó a la Orden Franciscana en 1947 y el 1 de agosto de 1954 fue ordenado sacerdote. Ese mismo año fue nombrado promotor vocacional de la provincia Franciscana San Miguel, cuya tarea era presentar a niños y a jóvenes el ideal Franciscano y atendía a las celadoras de la Obra Vocacional.
En 1960 fue enviado a Misión Laishí, encargándosele la administración del establecimiento agrícola-ganadero San Miguel, donde tuvo la oportunidad de conocer de cerca a los aborígenes. En 1980 fue designado párroco de la parroquia Nuestra Señora del Carmen en esta ciudad, ganándose el aprecio de grandes y chicos en sus ya memorables misas de niños, donde utilizaba el humor para evangelizar. En 2004, el gobernador Insfrán lo nombró capellán de la Policía, servicio que presta hasta hoy. En su faceta de escritor, publicó varias obras y hace unos años su salud le jugó una mala pasada que derivó en varias internaciones, que supo sortear.
En una entrevista con la Agencia de Noticias Formosa en la capilla Divina Misericordia, el sacerdote recorrió parte de su historia, cuando llegó a Misión Laishí. “En ese tiempo era un despoblado, estaba lleno de paisanos, porque era una misión franciscana, tuve mucho cariño por parte de los paisanos”, contó tras señalar que recuerda con nostalgia a muchos de ellos, especialmente a Gregorio, encargado del aserradero y la carpintería.
“Me sacaron de acá para hacerme provincial -agregó- es decir jefe de los franciscanos en todo el litoral argentino, luego por las cosas de la vida que a mí al principio no me gustó nada, me dijeron para ser definidor general por América Latina, entonces tenía que recorrer toda América Latina, y mi oficina en Roma, ahí a 500 metros de El Vaticano”. Luego volvió a Misión Laishí, tierra que lo tuvo como ganadero, administrador y un vecino notable de la localidad.
Con la grandilocuencia que lo caracteriza, Gurrieri evocó su relación con el entonces obispo de Formosa, monseñor Raúl Scozzina: “Para mi Scozzina es un santo, un hombre sencillo, humilde, no quería figurar para nada, trabajador. Como máxima autoridad de la iglesia formoseña recorrió toda la provincia a bordo de un Jeep que manejaba él mismo. Llegaba a un pueblito, saludaba al intendente, al jefe de la Comisión de Fomento, y andaba por todos lados. Hacía mucho bien”.
Sobre el Vía Crucis más largo del mundo que Scozzina creó, casi al final de su vida, sostuvo: “A ese Vía Crucis lo hizo con la intención de recordar a todos los que hicieron posible que Formosa saliera adelante. No es solo un recorrido espiritual, sino un reconocimiento de las personas que colaboraron para que Formosa sea mejor”.
Sobre su ida a la vecina provincia, Gurrieri dijo: “Corrientes para mí tiene dos correntinos, el orgulloso, caté (refinado) que se cree que Corrientes es la República, y el correntino sencillo, simple, amoroso, que te ofrece todo lo que tiene”.
Finalmente, al reflexionar sobre su paso por Formosa expresó que la provincia representó “un alivio” para alguien proveniente de una ciudad grande como Rosario donde -dijo- a veces ni siquiera los vecinos se conocen: “Acá todo el mundo te saluda, acá hay más humanidad y le agradezco a Formosa que me dio eso. La gente de Formosa es muy generosa, aún los pobres, aunque sea un mate cocido te dan, comparten lo suyo”.