#EntrevistasDíasSeis - #SebastiánCaulier
El Monte, un viaje hacia un mundo desconocido
“Siempre es una experiencia surrealista ver la película que uno hizo por primera vez en pantalla grande, pero esta vez lo fue aún más por todo lo que costó y tardó esta producción. No lo definiría como una experiencia placentera necesariamente, porque es una experiencia extraña, cargada de tensión, y lo que recuerdo de la primera función en el BAFICI es que estaba muy pendiente de los detalles técnicos, cómo se escuchaba en los parlantes, la reacción del público, si se reían en alguna parte cómica, si no reían, si se asustaban, si se emocionaban; fue un remolino de ideas y sensaciones, no es un momento pacífico, es un momento de mucha tensión y a la vez cargado de cierta sensación de satisfacción por el proceso terminado, de sentir que llegamos a una meta”, contó a Día Seis el realizador formoseño Sebastián Caulier sobre las sensaciones que lo embargaron en el estreno mundial de su tercera película El Monte en el Buenos Aires Internacional Festival Internacional de Cine Independiente (BAFICI) donde se proyectó el 25 de abril y luego en dos funciones más el 26 y 29 del mismo mes.
Recibí las noticias en tu email
Sebastián comenzó Herradura, en febrero del 2020, la filmación de El monte y faltando una semana para terminar el rodaje llegó la cuarentena obligatoria por la pandemia de coronavirus y 27 personas del equipo quedaron varadas en el complejo de cabañas La Florencia, entre ellos el reconocido actor Gustavo Garzón que protagoniza la película junto a Juan Barberini y la formoseña Gabriela Pastor. Levantar el rodaje fue una experiencia muy triste que Sebastián lo vivió como un duelo, y varado en el medio del monte formoseño no se dejó aminalar y comenzó a escribir el guión de otra película (El fuego propio). “Pensé que si acababa de perder una película –contaba en Facebook- tenía que engendrar otra, de lo contrario me volvería loco. Fue mi duelo y mi consuelo. Un año después retomamos el rodaje de El monte, o sea que al final no perdí esa película que duelaba. Y ahora esta otra, la que me consoló de haber perdido a la que al final no perdí, dio su primer gran paso hacia su existencia concreta. Si viene con terremoto, tornado o erupción volcánica, no lo sé. Pero sí sé que acá estoy, con muchas ganas de filmarla y muy contento porque siempre quise llegar a este momento glorioso de terminar una película y meterme de cabeza en otra, sin pausa ni respiro”.
—¿Qué reflexión podés hacer de la experiencia de tener que cortar un rodaje? ¿Cómo manejaste la situación?
—La principal reflexión que pude extraer de toda esa experiencia es que en realidad uno no controla nada, por más que uno se esfuerza en controlar que todo salga perfecto, siempre estamos sometidos a la contingencia y hay que aprender a trabajar con eso. Una película es un proceso vivo que se va desarrollando en el tiempo, no es solo la ejecución de una planificación, es trabajar, construir, moldear y modelar a partir de los obstáculos, impedimentos, dificultades que aparecen en el camino, hay que tener cintura y flexibilidad para adaptarse y modificar las cosas que uno había planeado. Yo tuve que cambiar el guión para poder terminar la película, un guión que trabajé dos años y de repente tuve que eliminar escenas, personajes, eliminar tramas secundarias; lo tuve que hacer porque para adaptarme a la realidad. Eso es filmar, lidiar con el aquí y ahora y saber incorporar las dificultades a la propia obra, y eso en definitiva termina siendo la obra, no es lo que uno tiene en la cabeza, es lo que se construye a partir de todo eso, lo que rodea a la producción. No la manejé a la situación, simplemente me dejé arrastrar, porque era algo que me excedía completamente, lo que traté fue siempre de mantenerme en el aquí y ahora para no enloquecer, porque si pensaba mucho en el futuro me volvía loco y a medida que el Covid-19 iba sitiando nuestro rodaje trataba de enfocarme en la escena que tenía que filmar, y finalmente cuando el rodaje se interrumpió fue un momento muy triste, desolador pero no había nada que hacer.
—La crítica especializada elogió la película y tu manejo del realismo mágico ¿cómo vos describirías a tu film?
—Me cuesta mucho definir en pocas palabras la película o las anteriores que hice, siempre tengo dificultad en catalogar la película que hago porque todos tienen que ver con procesos muy complejos que ocurren en mi mente y espíritu a lo largo de una cantidad de tiempo considerable, porque una película se hace a lo largo de tres años, desde que se escribe el guión y se estrena y durante ese tiempo pasan muchas cosas. Podría decir que esta película es un viaje hacia lo desconocido, es un drama que poco a poco va siendo fagocitado por lo fantástico… espero que este viaje que hace el protagonista sea también el viaje que realicen los espectadores, un viaje hacia un mundo desconocido que no podemos catalogar a través de la razón, no podemos dominar.
—La actuación de Gustavo Garzón también fue muy aplaudida por la crítica, ¿cómo fue dirigirlo y lograr la interpretación que de él buscabas?
—Para mi fue una experiencia enorme trabajar con Garzón, porque además de ser extraordinariamente talentoso tiene una experiencia y un oficio invaluables, es alguien que lleva décadas actuando, trabajó con muchos directores, y dirigirlo fue una experiencia extremadamente valiosa. Es un actor muy respetuoso de la figura de la dirección, siempre estuvo atento a lo que le decía, dispuesto a escucharme, siempre se preocupó por entender cuál era mi visión, y además es un actor que propone constantemente, tiene un arsenal de recursos interpretativos y todo el tiempo está sacando cosas de ahí y propone. Todo lo que él hace en las escenas en las que está contemplando el monte de noche, que hace como una interpretación medio entre el límite entre lo humano y lo animal, se le ocurrió a él y yo decía vamos con eso, todo lo que proponía me gustaba, y las veces que tenía que marcarlo para corregir algo, él lo hacia sin problemas y eso es muy loable, porque estamos hablando de un actor que tiene muchísima más experiencia que yo.
—¿Cuál es el camino que ahora recorrerá El monte? En algún momento llegará a Formosa?
—Ahora estamos inscribiendo a la película en distintos festivales de cine de Argentina, Latinoamérica y el mundo, vamos a ver en cuál queda, espero que quede en varios porque los festivales de cine son la oportunidad más valiosa para dar a conocer la película fuera del país. Paralelamente estamos organizando el estreno comercial en Argentina para que se vea en todo el país, no creo que ocurra antes de mediados de año. Y estamos atentos a ver qué ocurre con la apertura del cine en Formosa, yo estoy con muchas ganas de estrenarla en Formosa para que la vea mi familia, los actores y actrices que no pudieron viajar al BAFICI y sus familias, que la vea todo el mundo, pero el cine sigue cerrado y la queremos proyectar como corresponde, en un cine. Cuando me digan el cine Italia se habilitó al otro día voy con la peli y la proyectamos, esperemos que sea pronto.
Para Sebastián Caulier la habilitación del cine Italia “es un tema que hay apurar en la agenda cultural”, y dijo además que “es sorprendente que no haya cine donde ver películas después de dos años y medio con la pandemia, justo en este momento en que la producción audiovisual de Formosa tiene un valiosísimo empujón con la Escuela de Cine (ENERC-NEA) y más que nada teniendo en cuenta el momento actual en el que hablamos de federalizar la producción y tener acceso al cine en todo el país”.